¿Por qué surgieron y cómo se han adaptado los productos al etiquetado frontal de alimentos?

El nuevo etiquetado de los alimentos surge como un esfuerzo de la Secretaría de Salud para fomentar un consumo responsable e informado de los productos procesados, ya que México tiene una gran cantidad de población con obesidad; sumada a esta problemática, ésta la mala nutrición, falta de educación nutricional y desnutrición crónica en niños en situación vulnerable. Este problema se agrava por la baja incorporación de verduras, frutas y leguminosas, a comparación de la alta ingesta de bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados. 

La gran diversidad de este tipo de productos en el mercado, su fácil o práctica adquisición y la publicidad agresiva, incentivan el consumo de los alimentos y bebidas chatarra. Debido a esto, se implementó el etiquetado frontal en los alimentos, que fuera llamativo, fácil y claro de entender. Esto con el fin de favorecer elecciones saludables, informadas y conscientes de los consumidores.

¿Cómo surge la propuesta del nuevo etiquetado?

Con el fin de respaldar el bienestar y el derecho a la información de la ciudadanía, así como persuadir a los consumidores para tomar decisiones de consumo consciente y reducir los niveles de obesidad y las enfermedades producidas por la misma, como la hipertensión y diabetes, el 1 de octubre del 2020 el gobierno mexicano implementó reformas de forma oficial a la Ley General de Salud asentada en la NOM-051 para un nuevo etiquetado frontal con sellos octagonales negros para advertir de manera clara el exceso de 5 componentes principales: calorías, azúcares, grasas saturadas, grasas trans y sodio.

Esta propuesta de advertencia anteriormente implementada por el gobierno chileno en el 2016 con sellos octagonales negros, arrojando como resultado que un 92.9% de los consumidores comprendieron la información, y que tuvo un impacto del 80% en la decisión de compra de los consumidores chilenos. Sin embargo los productos pequeños o de porciones infantiles escapaban de este señalamiento, por lo que la Ley General de Salud en México optó por poner pequeños octógonos enumerados para dejar asentada la misma información, significando una notable mejora con respecto a las propuestas que sirvieron de inspiración. 

El etiquetado frontal, se apoyó en la evidencia científica colaborativa entre el Instituto Nacional Salud Pública (INSP), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

¿Cómo reaccionaron las empresas a la nueva regulación a los productos?

Podría resultar obvio, pero las nuevas regulaciones obligaron a las empresas a modificar los diseños de sus empaques, así como las etiquetas para presentaciones, diseños de sus productos y envasados para poder ceñirse y cumplir así, con los requerimientos que dicta la NOM-051, ya que la norma obliga a garantizar la información nutrimental de los productos alimenticios y bebidas no alcohólicas preenvasadas, además, en el 2021 se restringió el uso de personajes, celebridades o cualquier asociación visual en los empaques que pudieran incentivar su consumo, especialmente los dirigidos a la población infantil que eran alrededor del 39% de los productos, lo que derivó en el rediseño de las marcas y su imagen frente al consumidor.

La inclusión de los sellos frontales se añaden, manteniendo como requisito obligatorio la tabla nutrimental, lista de ingredientes, declaraciones nutrimentales y legales; además de estos elementos, deben incluirse las leyendas cuando los productos contengan edulcorantes y/o cafeína. 

Esta reformulación no sólo afectó a la imagen y diseño de los productos, sino que también al contenido de los mismos, llevando a modificar alrededor de un 56% de los productos ofertados por grandes empresas. 

 

¿El nuevo etiquetado ha tenido un impacto positivo en los consumidores?

Según un artículo de la revista Forbes México (Alonso & Lombardi, 2021) hasta abril del 2021 hubo un crecimiento aproximado del 11% en el consumo de alimentos saludables respecto al 2020, y un decrecimiento del 7% en el consumo de botanas tradicionales; aunque según una encuesta realizada por la ANAPEC un 53.5% de los encuestados no consulta la información nutricional o no la comprende, lo que refleja este ligero decaimiento en el consumo de los productos no saludables.

Por dicha tendencia El Instituto de Salud Pública estima que en 5 años a partir de la entrada en vigor del nuevo etiquetado se evite un aproximado de 1.3 millones de casos de obesidad en el país, lo que significa una reducción en los gastos públicos destinados a tratar la obesidad en la población afectada.